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Cuarta entrega: María Cecilia Touris

Publicado el: 13.04.2023
María Cecilia Touris

Ver: Entrevista en Youtube

María Cecilia Touris. Docente Investigadora del Departamento de Ciencias Sociales.

– A 40 años del retorno de la democracia y desde su condición de mujer ¿qué derechos conquistaron las mujeres y cuáles están pendientes?
Las luchas de las mujeres por nuestros derechos anteceden los 40 años de democracia y es importante decirlo para registrar el linaje que fue necesario para visibilizar, a lo largo de nuestra historia, derechos que nos habían sido negados. Sin embargo, la lucha de las mujeres en el área de los Derechos Humanos fue importante para ir descubriendo por dónde generar intersticios para llevar la disputa a los lugares de decisión política. Madres y Abuelas de Plaza de Mayo inauguraron nuevos modos del hacer que resultaron novedosos y eficaces para visibilizar los atropellos a los derechos. De la mano y paralelamente, las luchas de las mujeres por lograr la ley de divorcio; que exista la figura legal de acoso y entonces la posibilidad de desnaturalizarlo; la ley por aborto legal, seguro y gratuito; igualdad y especificidad en los derechos laborales, fueron algunas de las adquisiciones de derechos que empezaron a hacer fuerza desde las hendiduras para abrir territorios.

Por supuesto, las leyes expresan sólo una porción de la complejidad que la ampliación de derechos supone. Es preciso revisar muchos otros. Por ejemplo, el matrimonio en términos simbólicos se da de bruces con la noción de sujetx de derecho. Esta idea de sujetx de derecho fue incorporada para pensarlos para niños, niñas y adolescentes por fuera de la lógica de “patronato”, pero no sucede lo mismo con las mujeres en los matrimonios y fuera de ellos. En las relaciones amorosas, las mujeres son entendidas como propiedad, “objeto” de la relación y por lo tanto, no como sujeta de derecho. La idea patriarcal de propiedad que subsiste reproduce violencias que se reiteran en todos los ámbitos, la trata de personas (sobre todo de mujeres y niñes), las prácticas de chineo, los femicidios, son la expresión más cruda de estas estructuras de violencia.

Lo mismo sucede en otros ámbitos, con el avance de las mujeres en la esfera laboral y educativa, muchas fueron ocupando lugares que en otros momentos históricos les estaban vedados. Sin embargo, es preciso decirlo, llegar hasta esos lugares supone un mayor trabajo, no solo intelectual (estar demostrando todo el tiempo que las mujeres también pueden hacerlo, con la consiguiente desvalorización de los varones) sino también corporal, las mujeres se siguen encargando de las tareas del hogar y del cuidado, mientras que sus compañeros varones cuentan con otras mujeres que se encargan de ello. Las estructuras de poder patriarcales dificultan el acceso y permanencia de las mujeres en espacios de jerarquizados.

– ¿De qué manera la ciencia/la academia/ el trabajo universitario puede contribuir a consolidar la democracia y saldar los pendientes?
Parte de la fuerza de los discurso y prácticas de negación de derechos de las mujeres obedece a la naturalización que han adquirido, a veces con tal fuerza que las propias mujeres que trabajamos estos temas, incurrimos en prácticas que inhabilitan nuestros derechos.

En este sentido, creo que es importante contribuir a la desnaturalización de ciertos hábitos que nos vulnerabilizan. Comprender cómo reproducimos lógicas y significaciones que resultan discriminatorias, poder visibilizarlas, enunciarlas y denunciarlas permite pensar en la transformación de esos escenarios. Por otro lado, no alcanza con solo enunciarlo, también es preciso pensar y construir las condiciones que hagan posibles otros modos de habitar los espacios tanto públicos como privados. Las feministas de los 70 gritaban “revolución en la plaza y en la casa” y ello advierte que la lucha es colectiva, que precisamos deshacernos de la lógica competitiva, individualista que se nos impone para darle lugar a otra más sorora, que refuerce la idea de que juntas es mejor y que “no estamos solas”; asimismo, advierte sobre la otra arena de disputa, la casa. El ámbito de lo privado es un ámbito de mucha soledad, donde tienden a reproducirse las lógicas hegemónicas, aquí estamos también batallando. Desde las ciencias sociales, somos muchas las que desde las distintas disciplinas sumamos saberes para abrir visibilidad, construir espacios de lucha y contención y repensando otros modos de estar juntas para apoyarnos y sostenernos. Cambiar las lógicas de poder que subsisten aún en las instituciones, establecer otros modos de evaluación de desempeño que consideren las disparidades en las carreras académicas y científicas se hace preciso para darle despliegue a nuestros derechos y democratizar espacios.

– ¿Qué cambios / logros de la mujer reconoce en la carrera científica en su disciplina/desarrollo profesional?
En los últimos 40 años, las mujeres han engrosado los números de inscriptes a las carreras universitarias y mediante distintos mecanismos de incentivo han ido ocupando cada vez más espacios de producción y divulgación de conocimientos. Podríamos decir que esto está muy bien, sin embargo, hay que decirlo, los espacios de producción y divulgación de conocimientos tuvieron que ser “ganados” por las mujeres, porque ya estaban dados para los varones. Lo mismo sucede con los espacios de decisión política, sigue siendo aún muy grande el porcentaje de varones en estos lugares y muy minúsculo el de las mujeres. Por otro lado, si observamos la composición de los lugares de poder en relación con las ciencias, la cúspide de la pirámide sigue siendo ocupada mayormente por varones.

Mi disciplina de base es la psicología, en los últimos 30 años, la carrera de psicología ha sido realizada en su mayoría por mujeres, el porcentaje de varones es muy reducido. A pesar de ello, la mayoría de las cátedras ha contado entre sus titulares y adjuntos una enorme cantidad de varones, mientras las mujeres ocupaban los cargos de menor jerarquía. Con el paso de los años, las mujeres fueron teniendo más presencia no sólo en las aulas, sino en la producción de conocimientos; han ido abriendo temas de interés de estudio para mujeres y diversidades que no estaba incorporado a las currículas y han hecho grandes críticas a las teorías que históricamente han menoscabado la existencia de las mujeres (lecturas que inferiorizan su existencia), revolucionando las miradas y haciendo aportes al campo teórico y experiencial de gran magnitud para la producción de subjetividades. Pensar las subjetividades desde la multiplicidad y no desde el binarismo, permite legitimar otros modos de existencia que desestima el sistema heteronormativo, haciendo lugar a diversidades y disidencias sexuales, étnicas y de clase y por lo tanto despatologizar y alojar ampliando el horizonte la vida de las personas independizando los cuerpos de la mirada binaria.